El mundo de los negocios es un lugar competitivo dónde surgen nuevas ideas de forma diaria y la mayoría suele fallar de forma estrepitosa. La competencia es tal que solo la mitad de los emprendimientos funcionan en sus primeros años, mientras que una de cada diez logra superar la barrera de los tres años. Es justo por eso que el término de un producto mínimo viable (o MVP por sus siglas en inglés), fue creado.
Pero, ¿qué es exactamente un MVP? Palabras más, palabras menos, un producto mínimo viable es la versión de prueba de toda empresa. Es aquella forma pulcra, sencilla y sin agregados que permite tanto la validación de cualquier suposición personal como la recopilación de información valiosa basada en la experiencia de los usuarios.
El problema del cliente y el valor de la propuesta
Uno de los primeros pasos al momento de desarrollar un producto mínimo viable es entender el problema de cara al cliente que se pretende resolver.
Algunas veces, el simple hecho de realizar un estudio de mercado no es suficiente, por lo cual es necesario realizar entrevistas, encuestas y observaciones junto a los primeros clientes para entender la impresión que el producto deja plasmado.
Esto, por supuesto, incluye tanto los puntos fuertes como los débiles, al igual que las necesidades insatisfechas. Lo principal es identificar aquellas funciones básicas que abordan directamente el problema del cliente y aquellas que no. Esto permite una implicación a nivel de usuario bastante alta, que trae consigo un compromiso único por el desarrollo compartido.
Además, una vez comprendidas las flaquezas del producto y sus retos a futuro, es que se puede empezar a crear una propuesta de valor que aborde dichos problemas (no todos), y sea capaz de ofrecer una solución convincente.
Todo futuro emprendedor debe tomar en cuenta que un MVP es uno de los puntos clave para alcanzar el éxito. No implica solamente dar un foco específico en un nicho, sino que también ayuda a adaptar soluciones únicas y a aumentar la fidelidad de esos primeros clientes.
Una planificación lapsos fijos
Para poder seguir adelante con la planificación de un producto mínimo viable es necesario crear un calendario de desarrollo realista. Esto debe tomar en cuenta el tiempo necesario para cada función de acuerdo a su complejidad y dependencias, además de las posibles pruebas e iteraciones para asegurar una mejora continua.
Aunque pueda parecer algo mundano, es, en realidad, uno de los puntos más importantes. Las fechas de entrega son una parte esencial en el mundo de los negocios, y aquellos con la incapacidad para presentar un producto en una fecha establecida por ellos mismos pierden el apoyo de su comunidad.
Esto no quiere decir que el producto deba salir al mercado de forma apresurada, pues implicaría el mismo resultado. Es todo lo contrario. Al establecer fechas límites para cada parte del proceso es más sencillo lanzar versiones tempranas del producto, lo que permite recopilar datos de manera eficaz por parte del cliente.
Métricas de desarrollo y lanzamiento
El enfoque iterativo es el alimento sustancial de cualquier desarrollo. Como se explicaba anteriormente, dividir el proceso en tareas más pequeñas y específicas facilita el trabajo a realizar, además de ayudar con los plazos fijados.
Como resultado se fomenta una cultura de mejora continua, tanto dentro del equipo de desarrollo como por parte del cliente, promoviendo la colaboración y el aprendizaje en ambos lados. Así, se crea un producto evolutivo y con una capacidad de crecimiento exponencial.
Por otro lado, se vuelve necesario realizar de forma conjunta un monitoreo de indicadores y resultados para capturar datos relevantes. Estas métricas proporcionan información sobre la participación de los clientes, el rendimiento general y tasas de conversión del producto, factores valiosos para medir la satisfacción y áreas a mejorar.
Iterar o ir a la siguiente fase
Al momento de lanzar el producto mínimo viable y haber recopilado comentarios y solicitudes, llega el momento de evaluar el éxito del mismo. Lo principal es verificar si el MVP abordó de manera eficaz los problemas del cliente, si generó los resultados esperados o, de llano, no fue el éxito esperado.
Poder analizar los comentarios y datos recopilados es la base de toda mejora continua. De esta forma se permite tomar decisiones informadas sobre si se ha de alargar un poco más la fase de desarrollo o si se debe seguir adelante con la siguiente etapa, ya sea esta una ampliación del producto o el lanzamiento abierto al mercado.
Como futuro emprendedor es importante mantener una mentalidad de crecimiento y resiliencia capaz de aceptar los comentarios a favor y en contra, todo con el fin de aumentar el éxito y el desarrollo del producto.
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